USOS DE LA HIDROTERAPIA
CALENTAMIENTO O ENFRIAMIENTO SUPERFICIAL
El agua fría o caliente se
puede utilizar en
la clínica para calentar
o enfriar tejidos
superficiales. El agua
fría y el agua caliente
transfieren calor fundamentalmente por
conducción , mientras que
las corrientes de agua fría o
caliente transfieren calor por
conducción y por
convección. Los efectos y las
aplicaciones clínicas del calentamiento
o enfriamiento de tejidos superficiales con
agua son los mismos
que los producidos cuando se
utilizan otros agentes
para calentar o para enfriar. Sin embargo, el agua presenta
una serie de ventajas sobre la
mayoría de los otros agentes térmicos. Proporciona un
contacto más perfecto con
la piel, incluso en
zonas muy contorneadas;
no es necesario
sujetarla al cuerpo;
y permite movimiento
durante el calentamiento
o el enfriamiento.
Su principal desventaja es que cuando
se aplica sólo
a las extremidades,
la extremidad distal
debe estar en
una posición dependiente, que puede
agravar el edema, sin
embargo, el efecto de
producción de edema
que origina la
posición dependiente es en parte
contrarrestado durante la
inmersión en agua por
la compresión proporcionada
por la presión
hidrostática de la
misma.
EJERCICIO EN EL AGUA: TIPOS DE EJERCICIOS EN EL AGUA
En el
agua se pueden
realizar diferentes tipos
de ejercicios, tales como
nadar, correr con o sin un
chaleco o un
cinturón ,caminar, pedalear en un
cicloergómetro, y otras formas de ejercicio
en posición erecta. En
general, los pacientes son
libres para moverse
por la piscina
mientras realizan el ejercicio,
aunque pueden tener
que estar atados
con cintas al borde
como en el
caso de correr en el sitio. Las
cintas se pueden utilizar
para facilitar la
monitorización del ejercicio por
parte del terapeuta
o para aumentar
la resistencia, y permiten
un rango más
amplio de actividades, sobre todo
en las piscinas pequeñas.
Usos generales del
ejercicio en el
agua
El ejercicio
en el agua
se puede utilizar
para aumentar la circulación, la
fuerza muscular, la viscoelasticidad articular, y
el arco de
movilidad (ADM); para
mejorar la marcha,
la coordinación, la capacidad
cardiovascular y respiratoria
y el bienestar psicosocial;
y para
reducir el dolor, el espasmo muscular y
la rigidez . Las contribuciones
específicas de las propiedades físicas
singulares del agua, incluyendo
su capacidad para retener
y conducir calor,
su flotabilidad, su resistencia y la
presión hidrostática para
la producción de
estos efectos, se discuten
con más detalle
en la próxima
sección. La capacidad del
agua para retener
y conducir calor se
utiliza clínicamente cuando
un paciente o
una parte del
paciente realiza ejercicio
mientras está sumergido en
agua caliente. La combinación de
ejercicio y transferencia
de calores particularmente eficaz
en determinados casos,
porque el aumento de
temperatura de los tejidos
blandos puede aumentar
la vasodilatación, mejora
la circulación, reduce
la rigidez articular,
aumenta el ADM
articular y mejora
las capacidades funcionales
que resultan del ejercicio. Los efectos relajantes de
la inmersión en
agua caliente también
pueden mejorar el bienestar psicológico del paciente
durante y después
de realizar el
ejercicio en el
agua.
Como la
flotabilidad del agua
disminuye las fuerzas de
gravedad que se aplican en las
estructuras que soportan carga,
los pacientes con
debilidad en las
extremidades o con articulaciones sensibles pueden
realizar ejercicios de
fortalecimientos, acondicionamiento o
coordinación en el agua
que no
serían capaces de
realizar en suelo seco. Esto puede contribuir a mejorar la
movilidad funcional y la
fuerza. La resistencia que
proporciona el agua
durante el movimiento
puede servir también como
una fuerza contra
la cual los músculos pueden
trabajar para desarrollar fuerza o, cuando
se aplica en la
dirección del movimiento
del paciente, se puede utilizar
para ayudar a los
músculos debilitados a
producir movimiento.
Como la
presión hidrostática proporcionada
por la inmersión en
agua puede facilitar
el retorno venoso
desde las extremidades, la
circulación puede mejorar
durante el ejercicio en el
agua comparado con
un ejercicio similar realizado
en suelo seco. Como se
ha descrito previamente,
los cambios circulatorios
provocados por la
presión hidrostática del
agua sobre las extremidades duran
te la realización de ejercido
en el agua pueden
facilitar también el
acondicionamiento cardiovascular y
respiratorio y ayudar
a revertir y controlar
la formación de edema
periférico.
USOS ESPECÍFICOS DEL
EJERCICIO EN EL AGUA
Rehabilitación ortopédica
El entorno
acuático se puede utilizar
para proporcionar una
carga graduada y una
resistencia regulada por
el paciente para
ayudar a personas
con disfunción de
la columna o musculoesquelética periférica a realizar ejercicios que
realizarían con dificultad en
suelo seco. Esto puede
permitir una participación
más precoz en los
programas de ejercicio después de una
lesión, cirugía o
inmovilización, y una
mayor participación en
los ejercicios por
parte de los pacientes con
patologías sensibles a la carga
como la artrosis o las
alteraciones discales de la columna. Dicha participación
en los programas de
ejercicio también puede
permitir una recuperación
más precoz y para
mayor movilidad funcional final en
dichos sujetos.
Los tipos de ejercicio realizados en
el agua deben diseñarse y
seleccionarse cuidadosamente para identificar las diferentes patologías y
para evitar exacerbar los
problemas ya existentes o evitar
generar nuevos problemas.
El paciente puede realizar en el
agua ejercicios de
cadena abierta o bien
de cadena cerrada.
Los ejercicios de
cadena cerrada se pueden realizar
utilizando el fondo
de la piscina para fijar la extremidad distal mientras el paciente
está en
agua que no le cubre, o utilizando
el borde de la piscina para fijar la extremidad
distal cuando está en
una piscina más profunda.
Los ejercicios de
cadena abierta también se pueden realizar en piscinas que cubren
poco o más
profundas, dependiendo de la región del cuerpo implicada y el tipo
de ejercicio que hay
que realizar. Es
importante seleccionar el ejercicio adecuado para cada problema en particular y
ser conscientes de los
cambios biomecánicos si el ejercicio
realizado normalmente en suelo seco
pasa a un entorno acuático.
Por ejemplo, correr en
suelo seco es una actividad fundamentalmente de
cadena cerrada, mientras que correr en agua a cierta profundidad utilizando
un flotador es un
ejercicio de cadena abierta. Este
cambio puede reducir el
dolor causado por la
compresión de la
articulación tibiofemoral reduciendo la
carga sobre esta articulación, pero
puede aumentar el
dolor de la articulación femororrotuliana, al
aumentar la compresión en esta
articulación durante la extensión
de rodilla de cadena abierta. Cuando se
diseñan los programas
de rehabilitación que incluyen natación,
es particularmente importante prevenir los efectos adversos de los
movimientos compensatorios, ya que dichos movimientos
pueden causar problemas en otras
zonas.
Otro ejemplo, si un
paciente tiene un
ADM del hombro
limitado y aumenta
los movimientos lumbares o cervicales para sacar el hombro
del agua mientras nada a
estilo libre, esto puede originar
problemas en estas zonas
de la columna. De forma similar, un
paciente con una
hipomovilidad de la columna dorsal
puede utilizar en exceso el
hombro mientras nada a braza o
estilo libre, y
aumentar la presión subacromial
sobre el manguito de los rotadores, provocando rotura del tendón.
Como el
ejercicio en el agua
provoca una reducción
de la carga sobre los huesos,
generalmente se ha
asumido que el ejercicio
en este medio no ayuda a
mantener la densidad ósea en las mujeres posmenopáusicas. Sin
embargo, en un
estudio transversal se demostró
que el ejercicio en el
agua puede enlentecer la pérdida de densidad mineral ósea en
la columna lumbar en
esta población, y un estudio aleatorizado controlado
demostró que el ejercicio en el
agua puede aumentar
la densidad ósea del calcáneo. Sin
embargo, otro estudio prospectivo transversal demostró que la
densidad mineral ósea de la columna se reducía y la del fémur se mantenía
en un grupo de mujeres osteogénicas, aunque
mejoró la forma física y el bienestar
psicológico, tras un programa
de 12 meses
de ejercicio en el agua. El
ejercicio en el agua
puede tener un impacto positivo sobre la salud global de
la mujer con
osteoporosis y puede ser una forma segura de hacer ejercicio
para aquellas mujeres con un
alto riesgo de caídas, pero
puede que no aumente
la densidad ósea de forma tan
eficaz como lo hace el ejercicio en carga.
Rehabilitación neurológica
El ejercicio en
el agua se ha
recomendado para identificar
las limitaciones, disfunciones
y discapacidades que
se producen por una disfunción
neurológica, porque proporciona
información propioceptiva, reducción
del peso corporal
y un entorno
seguro para el movimiento. La información
propioceptiva puede ser particularmente beneficiosa
para pacientes con
deficiencias sensitivas centrales, tales
como las que
se pueden producir
después de un
accidente cerebrovascular o una
lesión cerebral, y la
reducción del peso puede
aumentar la facilidad
de los movimientos y
reducir el riesgo
de caídas para favorecer una exploración
con mayores movimientos,
el entrenamiento de actividad
funcional y el
fortalecimiento en pacientes con
debilidad o afectación del control motor. Se ha propuesto que la
exploración con mayores movimientos
y la
mayor producción de errores de
movimiento que se
producen en el ejercicio
en el agua
son los responsables de la mejoría equilibrada que se
ha demostrado que se produce como
resultado de los
programas de ejercicio en
el agua. En los pacientes
con espasticidad después de
una lesión medular,
el ADM pasivo combinado
con el ejercicio en el
agua provocó mayores reducciones
de la espasticidad y de
la utilización de fármacos antiespasmódicos y un
mayor aumento de la independencia
funcional que con
un programa de ADM pasivo
solamente. En un
pequeño estudio realizado con
pacientes con lesión cerebral se
demostró que el
ejercicio en el
agua producía una mejora
de la resistencia cardiovascular de la composición corporal de la
resistencia y la fuerza muscular
y de la
flexibilidad y la mejoría
correspondiente en la
función y la capacidad
de realizar actividades cotidianas. Estas mejoras no se vieron
en el grupo
control que no realizó ejercicio.
Aunque la hidroterapia
es una modalidad
de tratamiento relativamente
segura, su empleo
está contraindicado en
determinadas circunstancias y debe aplicarse con
precaución en otras. Cuando se aplica
agua fría o agua caliente a un paciente,
todas las contraindicaciones y
precauciones que se aplican al
empleo de otros
agentes de calentamiento
o enfriamiento superficial,
se deben
aplicar a esta
modalidad de calentamiento o enfriamiento
superficial. Además, hay una
serie de contraindicaciones y
de precauciones que
se aplican de
forma específica a la hidroterapia,
bien por inmersión
local en un baño
con chorros o de
contraste, o por
inmersión del cuerpo entero
en una piscina
o en un
tanque de Hubbard,
o por métodos
sin inmersión.
Fuente Bibliográfica:
- Michelle H. Cameron. "AGENTES FÍSICOS EN REHABILITACIÓN" De la investigación a la práctica. Tercera edición.
Fuente Bibliográfica:
- Michelle H. Cameron. "AGENTES FÍSICOS EN REHABILITACIÓN" De la investigación a la práctica. Tercera edición.
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