COMPONENTES DE LA HIDROTERAPIA
PROPIEDADES FÍSICAS DEL AGUA
El agua
tiene una serie
de propiedades físicas singulares que hacen que se ajuste perfectamente a diversas
aplicaciones en rehabilitación. Estas
propiedades incluyen un
calor especifico y
una conductividad térmica
relativamente altos y la capacidad
de proporcionar flotabilidad,
resistencia y presión hidrostática al
organismo.
CALOR ESPECÍFICO Y CONDUCTIVIDAD TÉRMICA
El agua
puede transferir calor
por conducción y convección
y puede, por tanto, utilizarse como un
agente calentador o enfriador superficial. Es
particularmente eficaz para esta aplicación porque tiene un
calor específico y conductividad
térmica elevados. El
calor específico del agua es aproximadamente cuatro veces
el del aire, y su
conductividad térmica es aproximadamente 25
veces la del aire. Por
tanto, el agua
retiene cuatro veces
más energía térmica que
una masa equivalente
de aire a la misma
temperatura, y transfiere esta energía
25 veces más rápido
que el aíre a la
misma temperatura. Desde el punto
de vista clínico, durante
la hidroterapia, el calor
generalmente se transfiere desde el agua
caliente al paciente
colocando el miembro del paciente
en una pila o
baño lleno con agua caliente.
El
calor también puede transferirse desde el
paciente al agua más fría
mediante la inmersión de un
miembro o parte de un
miembro en una pila o
baño con agua fría
o helada. La capacidad del agua para transferir calor rápidamente y
de forma eficiente
es una de las
ventajas de realizar
ejercicios en una
piscina que esté
más fría que la temperatura del paciente,
ya que en
estas circunstancias la inmersión
en el agua ayuda a disipar
el calor generado
por el paciente debido al
ejercicio y puede
contrarrestar el calor de un clima
más cálido. El agua
remansada transfiere calor
por conducción; el agua
en movimiento transfiere también calor
por convección. La velocidad
de transferencia de calor
aumenta según lo hace
la velocidad del flujo en
relación con el
cuerpo . Por tanto,
el calentamiento de una
extremidad de un
paciente en una bañera de
hidromasaje se acelera si
aumenta la agitación del
agua, y
el enfriamiento de
un paciente en
una piscina de agua
fría se acelera
cuando el paciente
se mueve más deprisa dentro del
agua en la
piscina.
FLOTABILIDAD
La flotabilidad es una
fuerza que se
experimenta como un empuje hacia
arriba sobre el
cuerpo en sentido
opuesto a la fuerza
de la gravedad según el principio de Arquímedes, cuando un
cuerpo está completo
o parcialmente sumergido en
un líquido en
reposo, experimenta un
empuje hacia arriba
igual al peso
del volumen de
líquido que desaloja.
La cantidad de líquido que
desplaza depende de la densidad
del cuerpo sumergido en
relación con la
densidad del líquido.
Si la densidad del cuerpo
sumergido es menor
que la densidad del
liquido, entonces desplazará un
volumen de líquido
menor y flotará. Por
el contrario, si la
densidad del cuerpo
sumergido es mayor
que la densidad
del líquido, desplazará un mayor
volumen de líquido y
se hundirá. Como
la densidad del cuerpo humano
es inferior a la
densidad del agua, con una
densidad específica de aproximadamente 0,974
comparada con la del agua, flota en
la misma. Si la densidad relativa del
cuerpo comparada con
la del agua
desciende aún más,
bien porque se
añade sal al
agua o por la utilización de flotadores
por el paciente
como cinturones, chalecos o manguitos, el cuerpo flotará
incluso más en el
agua. Este efecto se experimenta
normalmente cuando una persona
nada en el
mar o utiliza
un chaleco salvavidas.
Hacer ejercicio en el agua
cuenta con la
ventaja de la
flotabilidad del cuerpo humano en
el agua. La inmersión de la
mayor parte del cuerpo reduce el estrés y la compresión
de las articulaciones que soportan carga, de
los músculos y del tejido conjuntivo. La inmersión se
puede utilizar también
para ayudar a elevar partes
debilitadas· del cuerpo contra
la gravedad o para ayudar al
terapeuta a soportar el peso del cuerpo
del paciente durante las actividades terapéuticas.
RESISTENCIA
La viscosidad
del agua proporciona
resistencia al movimiento
de un cuerpo
en el agua. Esta resistencia se
produce en contra del sentido
del movimiento del
cuerpo y aumenta en
proporción a la
velocidad relativa del movimiento del mismo
y de la superficie frontal
de la(s) parte{s) del cuerpo en
contacto con el
agua. En el contexto
clínico, la velocidad relativa del
movimiento del cuerpo
puede aumentar haciendo
que el paciente
se mueva más
deprisa en el agua o
aumentando la velocidad a
la cual el agua se mueve
hacia el paciente.
La superficie frontal de
la parte de! cuerpo
en contacto con
el agua puede
aumentar con el uso
de palas
o aletas y se puede reducir
manteniendo las extremidades
más paralelas a la dirección del
movimiento. La resistencia dependiente
de la velocidad
que ejerce el agua hace
que sea una
forma de acondicionamiento y
fortalecimiento muy efectiva
para muchos pacientes.
El hecho de que la
resistencia del agua llegue a ser nula
cuando se interrumpe
el movimiento proporciona
seguridad, mientras que el
hecho de que
la resistencia pueda aumentar rápidamente aumentando
la velocidad del movimiento o la superficie
frontal en contacto
con el agua, hace
que el agua sea
un entorno muy efectivo
para entrenar . La
resistencia variable y la
presión proporcionada por
el agua en
movimiento también pueden
ser beneficiosas para
desbridar y limpiar heridas.
PRESIÓN HIDROSTÁTICA
La presión
hidrostática es la
presión que ejerce
un líquido sobre un
cuerpo sumergido en
dicho líquido. Según
la ley de Pascal,
un líquido ejerce
la misma presión
en todas las superficies de
un cuerpo en reposo a una
profundidad determinada, y esta presión
aumenta en proporción
a la profundidad del líquido.
El agua ejerce 0,73
mm Hg de
presión por centímetro
de profundidad. Como la
presión hidrostática aumenta
según lo hace
la profundidad de inmersión, la
cantidad de presión
ejercida sobre las
extremidades distales de
un paciente sumergido
en posición erecta
es mayor que
la que se
ejerce sobre las partes
más craneales del
cuerpo. Así, por
ejemplo, cuando los pies de
un paciente están
sumergidos a 122 cm
de profundidad, la presión ejercida
por el agua
será de 88,9 mm Hg
aproximadamente, que es una presión
ligeramente superior a
la presión arterial
diastólica. Esta presión
externa puede tener los
mismos efectos que
la presión ejercida por
dispositivos que intentan
producir compresión, como
bandas o prendas
elásticas. Por tanto,
la inmersión en agua
puede ayudar a mejorar
la circulación o a
aliviar el edema periférico
provocado por insuficiencia
venosa o linfática. Sin
embargo, al contrario de lo que
ocurre con la mayoría de los dispositivos
que se utilizan
para aplicar presión externa,
como las extremidades
deben estar en una
posición declive para
optimizar al máximo
la presión hidrostática ejercida
por el agua, algunos de los beneficios de
la compresión producida
por la inmersión
se contrarrestan por
el aumento de la
presión hidrostática circulatoria
producida al colocar
las extremidades en
esta posición. El
aumento en el
retorno venoso que
resulta del aumento de
la presión hidrostática
externa sobre las extremidades puede
facilitar también la
función cardiovascular, mientras
que el apoyo
proporcionado por dicha presión
externa puede ayudar
a estabilizar las articulaciones inestables
o músculos débiles.
Es importante
destacar que como la presión hidrostática aumenta con la profundidad de la inmersión, los beneficios
fisiológicos y clínicos de la presión hidrostática del agua
variarán con la
posición del paciente. Los mayores efectos se producirán
con la posición
vertical, en la cual los pies son los que
están más profundos. Los efectos serán mucho
menos pronunciados, si el paciente está nadando
o realizando otras actividades
en una posición
más horizontal próximo a la superficie del agua, en la
que las extremidades están sumergidas a poca
profundidad. Tampoco hay efectos de presión hidrostática cuando
se utilizan técnicas de hidroterapia sin inmersión.
Fuente Bibliográfica:
- Michelle H. Cameron. "AGENTES FÍSICOS EN REHABILITACIÓN" De la investigación a la práctica. Tercera edición.
Fuente Bibliográfica:
- Michelle H. Cameron. "AGENTES FÍSICOS EN REHABILITACIÓN" De la investigación a la práctica. Tercera edición.
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